sábado, 14 de enero de 2017

¡BOMBAS!.


Artificieros republicanos manipulando una bomba de aviación sin estallar en Madrid. Foto "Archivo rojo", AGA.


Hay que abrir un paréntesis para un somero estudio de las bombas de aviación, sus características y efectos[1]: Las bombas de aviación tienen una estructura análoga a las de los proyectiles de artillería. Como ellos estaban construidas por una envoltura metálica, que en las bombas era muy delgada, terminada en una espoleta. Sin embargo, a igualdad de peso una bomba de aviación contenía más explosivo que un proyectil de artillería;
   así, una granada rompedora de 340 mm. pesaba 500 kg., de los cuales 30 eran de explosivo, mientras que una bomba de aviación de 500 kg[2] contenía 240, es decir, casi la mitad de su peso.

AGA. Artificieros republicanos con una bomba caída sobre Madrid tras su desactivación.


 Su funcionamiento era conceptualmente parecido al de los proyectiles de artillería, con la diferencia fundamental de que eran arrojadas desde el aire, no necesitando, por tanto, percusión para iniciar el movimiento. Además, la capacidad de penetración depende de la velocidad del impacto, del peso y de la distancia, recaía directamente en un valor fijo , el peso, y en otro variable, la altura desde la que se arrojara la bomba, ya que en este caso la distancia juega a favor de la velocidad y no en contra como con los proyectiles.
Todos estos factores hacían que la capacidad de destrucción de las bombas aéreas fuera:

Datos extraídos de: . Los restos del asedio. Fortificaciones de la Guerra Civil en el Frente de Madrid. Ejército Nacional. Madrid, 2004. Ed. Almena, Ricardo Castellano Ruiz de la Torre.
 
  El peligro de estas explosiones radicaba tanto en la onda expansiva como en la posibilidad de ser alcanzado por metralla o cascotes, o, peor aún, ser sepultado por el derrumbe de un edificio. Siguiendo la doctrina militar de la guerra aérea del periodo de entreguerras, se arrojaban simultáneamente decenas de pequeñas bombas incendiarias, para aumentar la capacidad destructiva de los bombardeos.

En consecuencia, el espesor que debían tener las construcciones para resistir el impacto de las bombas era el siguiente:

Bomba
Tierra
Mampostería
Hormigón
Hormigón armado
10 kg.
3 m.
0,75 m.
0,40 m.
0,25 m.
50 kg.
5 m.
1,50 m.
1,00 m.
0,70 m.
100 kg.
8 m.
2,50 m.
1,70 m.
1,10 m
500 kg.
12 m.
4,00 m .
2,10 m.
1,40 m.

  Con lo que es evidente que la inmensa mayoría de las edificaciones madrileñas de la época difícilmente podían soportar[3], sin riesgo para sus ocupantes, el impacto de una bomba de aviación de tamaño medio.
Si nos referimos a abrigos subterráneos reforzados, los grosores que debía tener su techumbre variaban según el calibre del armamento con que fueran atacados. Además de 1 m. de mampostería y 1 m. de piedra picada, la tercera capa (de hormigón y pegada a la superficie) debería contar con un grosor entre 0,5 m y 1,5 m. según el calibre, la protección que sentían los madrileños en sótanos y refugios improvisados era más psicológica que real, un impacto directo suponía su muerte o quedar enterrado entre escombros.

 Panoplia de bombas de fabicación alemana de la 2ª Guerra Mundial de hasta 500 kg (no todas se emplearon necesariamente en la GCE):  
Panoplia de bombas de fabicación alemana de la 2ª Guerra Mundial de hasta 500 kg (no todas se emplearon necesariamente en la GCE).


Bomba incendiaria alemana B1E, sus pequeñas dimensiones (35x5cms) y peso (1kg) permitían cargarla en gran número en las bodegas de los trimotores que bombardeaban Madrid, un verdadero peligro para una ciudad construída aun con edificios de vigas de madera

[1]              Castellano, Ricardo. Los restos del asedio. Fortificaciones de la Guerra Civil en el Frente de Madrid. Ejército Nacional. Madrid, 2004. Ed. Almena, pág 48 y ss.

[2]              En el periodo que nos ocupa las bombas que se arrojaron sobre Madrid pasaron, de las iniciales de 10 y 50 kg  a las de 100, 200 y 250 kg, sin olvidarnos de las tan minúsculas como peligrosas bombas incendiarias de 1 o 2 kg. Las bombas de 500 kilos no se emplearon hasta más avanzada la contienda, se citan a modo de ilustración de la proporción explosivo-peso comparadas con los proyectiles artilleros.


[3]           Bien las pequeñas casas obreras de una o dos planta construidas en ladrillo en los suburbios, bien los edificios de varias plantas del centrp, construidos en su mayoría en el siglo XIX, a base de mampostería, madera y tejas, según la técnica de los muros maestros, gruesas y fuertes paredes exteriores y techumbres ligeras, una bomba grande, atravesaba el tejado y varios pisos, y, al estallar, bien demolía el edificio, bien destruía su interior dejando en pie sólo los muros exteriores, como se aprecia en múltiples fotografías de la época.

miércoles, 4 de enero de 2017

"Explico algunas cosas". (De ´España en el corazón´, Pablo Neruda, 1.937)



"...y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños."
  Niña madrileña víctima de los bombardeos, otoño de 1.936.




EXPLICO ALGUNAS COSAS
 
Peguntaréis: ¿Y dónde están las lilas?
Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.
Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.

Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.
                                      Mi casa era llamada
la casa de las flores
, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.
                                                        Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas, Rafael?
                               Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
                                                   Hermano, hermano!
Todo
eran grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
                        pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!

Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!


Para escuchar el poema en voz de su autor, pinchar en este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=x2cNs2_vp6A 



La "casa de las flores" en 1.937.

La "casa de las flores", enero de 2.017. (Foto: J. Garrote)
 
La "casa de las flores", hacia 1.930.