[...] El verdadero terror llegó el día 30 de octubre de 1936, cuando los muertos y heridos pudieron contarse por decenas. Una vez más se atacó Getafe, pero a diferencia de otras ocasiones las bombas no cayeron en la base aérea o en los campos circundantes sino en el casco urbano, sin interés militar, alcanzando una escuela, con el resultado espeluznante de 60 niños muertos. Pocos datos hay de esta masacre, por una serie de factores; Getafe cayó ante las tropas franquistas a los pocos días, el 4 de noviembre, coincidió con el primer bombardeo de alta mortandad en la capital y también con el inicio de la conocida como Batalla de Madrid.
La ciudad
continuaba su vida cotidiana, sin ser consciente de la inminente llegada de las
fuerzas enemigas, en la prensa se hablaba aún del “sector del Tajo”, cuando se
combatía un buen trecho dentro de la provincia de Madrid, muestra de esa falta
de la noción de peligro son las actas municipales. Ese día, por ejemplo, los
acuerdos de la corporación municipal, que cuentan todavía con la firma del
Alcalde, Pedro Rico, tratan sobre temas de gestión educativa, se aprueba tras
propuesta previa de la Inspección profesional del Distrito de Congreso de crear
una nueva plaza de maestro para el grupo escolar Amador de los Ríos, que pedía
en consecuencia autorización para efectuar la compra del material pedagógico
necesario y se aprueba, además, facilitar el mobiliario necesario para ubicar a
los nuevos alumnos, que se sufragará al cincuenta por ciento entre el Municipio
y el Estado[1].
Ese
penúltimo día del mes, los aviones volaron a gran altitud para evitar su
detección, las bombas cayeron pues sin buscar un objetivo preciso,
desparramadas por el centro de la ciudad[2],entre
la calle de la Luna al norte y la puerta de Toledo al sur, a diferencia de
anteriores ataques este se realizo a plena luz del día, en horas de total
actividad: cerca de las cinco de la tarde, alcanzando un autobús lleno de
pasajeros y una cola frente a una tienda de alimentación, lo que explica tan
alta mortandad. El informe policial finaliza indicando una suma total de 57
muertos y 255 heridos, un total de 312 bajas, si bien un estudio detallado de
éste nos aporta un sustancial cambio de cifras, siendo 58 fallecidos y 270
heridos, un total de 328 víctimas, pero ahí no queda el asunto, pues el cruce
de estos datos con los obtenidos de revisar las fotos de los cadáveres
ingresados ese día en el depósito judicial de Madrid[3]
se pueden obtener datos que cuadran totalmente, a saber:
El número
definitivo de muertos del día 30 sería de 75, lo que no sería contradictorio
con los datos del informe policial, pues en él aparecen los datos de muertos y
heridos en diversos establecimientos sanitarios de la capital, entre ellos 7
heridos diagnosticados como “gravísimos”, que probablemente fallecieran en las
horas siguientes, lo mismo podría haber pasado con otros heridos cuyo
diagnóstico no se señala en el informe[4],
con lo que las cifra cambiarían a 75 muertes y 253 heridos, al pasar 17
personas del segundo estado al primero, manteniéndose la cifra total resultante
en 328 bajas. Con lo que, en Madrid capital, en la última semana de octubre de
1936 y según partes de la policía urbana el número de víctimas de los
bombardeos de la aviación franquista fue:
Día |
Muertos |
Heridos |
Víctimas |
23
|
-
|
13
|
13
|
27
|
-
|
14
|
14
|
30
|
75
|
253
|
328
|
Total |
75
|
280
|
355
|
A los que habría que añadir los 60 niños muertos en
Getafe, con lo que tendríamos 135 muertos y
280 heridos[5],
un total de 415 bajas civiles[6],
que suelen ser obviadas[7] a
la hora de calcular a las víctimas por bombardeo habidas en Madrid durante el
asalto frontal, las tres primeras semanas de noviembre de 1936 cuando son
evidentemente computables como parte de un mismo todo: los bombardeos intimidatorios de la aviación franquista
sobre la retaguardia madrileña, con objeto de desmoralizar a la población civil
y a los combatientes locales, que verían inútil su lucha en las trincheras de
la periferia, los suburbios o la propia ciudad para defender a sus familias del
ataque aéreo y artillero[8], y
obligar a la rendición de la plaza para poner fin al sufrimiento de sus
habitantes.
Lo que no
se puede poner en duda es que la decisión de bombardear Madrid provenía
directamente del Cuartel General de Franco[9],
como reconoció en fecha tan temprana como 1945 Alfredo Kindelán, que fue el
Jefe de la aviación franquista durante la guerra y promovió la candidatura de
Franco como jefe único y Generalísimo[10].
Literalmente dice: “Franco ordenó un ensayo de actuación
desmoralizadora de la población mediante bombardeos aéreos. Hubo que desistir
de ellos al comprobar que para los dirigentes extranjeros[11]
la destrucción de Madrid, más bien les alegraba que les disgustaba. A nosotros
bien nos dolía en cambio, ya que operábamos en nuestra propia carne. Por ello
Franco renunció a este medio, que nos hubiera conducido a la conquista de
Madrid, pero de un Madrid en ruinas[12]”.
Sin
embargo, estos reparos a dañar la ciudad no impidió su constante bombardeo
artillero, y hay que tener en cuenta, que tras fracasar el asalto directo a
Madrid, la aviación de bombardeo nacionalista fue trasladada a operar sobre el
frente norte, con lo que como poco se puede sospechar que si hubieran dispuesto
de medios aéreos suficientes, probablemente se habría continuado la campaña
aérea sobre la capital.
Ese mismo
día y los siguientes la prensa dedicó buena parte de sus titulares y
editoriales a la masacre, si bien en ningún caso se dieron cifras, ni tan
siquiera aproximativas, de víctimas, se habló de “salvajada”, “barbarie
fascista”,”gran hazaña de los traidores”, “peor que las fieras” y expresiones
similares, destacando la intervención de aviones extranjeros para atacar a la
población civil española, en flagrante contravención del pacto de no
intervención.
La misma noche del 30, el vespertino “Heraldo de
Madrid”, trataó brevemente el ataque: “Los traidores no pueden dar la cara,
sólo saben agredir a traición” titulaba, y en un sucinto breve relataba lo
sucedido: “En la tarde de hoy han volado sobre Madrid algunos aparatos
facciosos, que dejaron caer varias bombas, cuyos efectos no se han podido
todavía localizar”[13].
El día 31 el mismo diario dedicó grandes espacios de su portada a abordar el
tema, una ilustración muestra un bosque de puños que se alzan al paso de un
avión con el texto “¡Hay cosas que hacen levantar el puño hasta a los más
indiferentes!”, destacando el impacto del bombardeo sobre la opinión pública
británica, tal vez con la esperanza de que este hiciera cambiar su política
exterior respecto a la guerra civil, un escrito de investigadores, científicos
y escritores afirmaba que actos como el del día 30 colocaban a sus responsables
fuera de toda categoría humana. Desde unos días antes y en adelante se
destacaría habitualmente en toda la prensa la diferencia entre la forma de
actuar de las dos aviaciones, y se informaba de las órdenes del ministro de
Marina y Aire a la aviación republicana para atacar sólo objetivos militares[14].
Desde ese día, los partes del citado ministerio comenzaron a apostillar las acciones
de su aviación con frases del estilo “todos los ataques que realiza nuestra
aviación se limitan a aeródromos y posiciones enemigas, absteniéndose de lanzar
proyectiles sobre las zonas urbanas de las poblaciones”[15].
Como muestra de ello en la prensa se hizo gran eco de los ataques sobre los
aeródromos nacionales de Sevilla, Salamanca y Talavera[16].
Desde los
periódicos madrileños se trató de canalizar la rabia causada por el ataque,
para reforzar la moral de combate de las tropas y aumentar el rechazo de los
civiles hacia los agresores con frases como:
“Mujeres y niños, carne de
nuestra carne, seréis vengados. Combatientes: al otro lado de las trincheras es
donde la canalla enemiga aguarda la consumación justiciera de nuestra
implacable venganza.”[17]
“Los asesinos vuelan sobre
Madrid”. “Castigo implacable para los asesinos de nuestros niños y nuestras
mujeres. El pueblo de Madrid debe fulminar su justa cólera contra los bárbaros
que quieren aniquilarlo.”[18]
“Ninguna salvajada del enemigo
puede inducirnos a sorpresa.”[19]
“Todo Madrid, indignado por la salvajada fascista de ayer. Católicos,
comerciantes testimonian al Gobierno su adhesión.”[20]
En el mismo
diario se consideró necesario recordar como actuar ante la alarma aérea “Cuando
las sirenas avisen el peligro, todos los ciudadanos a los refugios”, ante la
incipiente costumbre de muchos madrileños de preferir observar las evoluciones
de los aviones a ponerse a cubierto en los refugios, cuestión que iría a
mayores cuando en las semanas siguientes empezaran a entablarse combates aéreos
sobre los cielos de Madrid. [...]
[1] Archivo de la Villa, Inventario
General Tomo 104. Sección de Gobierno Interior y Personal, pág 198.
[2] A.H.N, C.G., Madrid. El parte policial (Policía Urbana) señala los
impactos en las siguientes direcciones:
C/ Fuencarral frente al nº103, C/ de la Luna nº 11, C/ Preciados
esquina Pza. del Callao, C/ Bordadores frente al nº 7, C/ del Nuncio frente al
nº3, Cine Toledo (en la calle homónima), Parque del Servicio de Incendios de la
Puerta de Toledo, C/ Mesón de Paredes frente al nº17, C/ de la Esgrima frente
al nº9, C/ de Jesús y Maria; C/ de la Espada frente al edificio de la Gota de
Leche, C/ Dr. Cortezo esquina Pza. del Progreso (actual Pza. de Tirso de
Molina), C/ Carretas finca nº41.. Son 13 direcciones, por lo que no sería
aventurado afirmar que se trató de entre uno y tres bombarderos trimotores
Ju-52 o Savoia-81, pues a esas alturas de la guerra eran habituales las bombas
de 50, 100 y 200Kg y la capacidad de carga de éstas en ambos modelos rondaba
los 1.000 o 1.200 kg.
[3] A.H.N, C.G., Madrid, fotos
individuales de cadáveres con fecha del 30/X/36 a enero de 1937. Hay que
señalar que esas fotos pertenecen claramente a cadáveres de víctimas de
bombardeos, por otro lado, si fuesen víctimas de la represión el la retaguardia
republicana no se encontrarían catalogadas en ese legajo encabezado, como los
demás de los que hemos manejado información como “Fotografías o cuestiones
inoperantes o sin autenticidad, en relación con lo dispuesto por decreto 26 de
Abril de 1.940”, lo que indica que no se deben tener en cuenta para las
investigaciones de la “Causa General”. Bajo el mismo encabezamiento aparecían,
por ejemplo fotografías de los daños a inmuebles causados por los bombardeos en
Madrid, Valencia, Albacete y otras ciudades republicanas.
[4] Hay varias personas de las que se
indica que por su estado no se les pudo tomar la filiación. En unas casa de
socorro se tomó filiación completa (nombre, apellidos y dirección) y se hizo constar diagnóstico, en otras
consta la filiación pero no el diagnóstico y en un tercer grupo, filiación
parcial (sólo nombre y apellidos) y diagnóstico y en el Hospital de
Beneficencia Provincial ingresaron 85 heridos, de los que 15 fallecieron a los
pocos momentos sin que conste dato alguno de los 85.
[5] Montoliú, Pedro, Op. Cit, pág
174 da la cifra de 160 madrileños muertos y 269 heridos por bombardeo durante
el mes de octubre, pero no señala la fuente de los datos, el total es de 429
bajas, muy similar a nuestras cifras.
[6] En realidad no aparece indicada
la condición civil o militar de ninguno de ellos, pero cuando se trataba de
milicianos, soldados o guardias solía hacerse constar, y en ese día la mayoría
de los combatientes estaban en el frente, aún a 15 o 30 kms de Madrid no
localizándose ningún acuartelamiento en las direcciones donde cayeron las
bombas, por lo que de haber habido bajas militares, hubieran sido meramente casuales.
[7] Por ejemplo en la enciclopédica Guerra
aérea 1936-1939, de Jesús Salas Larrazábal, cuyos datos son tomados
literalmente, erratas incluidas y sin citar fuente, por Pío Moa para minimizar
los resultados de los bombardeos franquistas, en la que se detallan
minuciosamente las acciones de la aviación nacionalista y se omiten los hechos
del 30 de octubre.
[8] A los pocos días la artillería
nacional tendría a la capital en el radio de acción de su fuego, y a él la
sometería los siguientes 30 meses.
[9] Es habitual en la historiografía
franquista que se trate de justificar los bombardeos, de Guernica por la Legión
Cóndor alemana en abril de 1937 y los bombardeos masivos de Barcelona por la
Aviación Legionaria italiana en marzo de
1938, como acciones autónomas de estos cuerpos, que habrían desobedecido las
instrucciones de Franco o actuado sin consultarle.
[10] Kindelán, Alfredo. Teniente General
del Ejército. Mis cuadernos de guerra 1936-1939. Madrid, 1945. Ed. Plus
Ultra, págs 33, 34 y 36. Y eso que esta edición fue censurada, por considerarla
crítica en exceso con ciertas decisiones militares de Franco durante la guerra,
por lo que no puede considerarse la inclusión de este comentario como algo
censurable en la España de 1.945.
[11] Se refiere a los soviéticos, que, a
su entender, regían los designios de la
España republicana.
[12] Así justifica lo que el llama “el
desistimiento de Madrid”, una forma eufemística de reconocer su incapacidad
para tomar la ciudad.
[13] Contrasta los escasos datos
aportados en el breve, con lo rotundo del titular, no es caso único en los
diarios de esos días, lo que parece señalar un cambio precipitado en las
consignas acerca de cómo abordar los bombardeos, pasando de tratar de
minimizarlos a destacar su relación con la violación de la no intervención y su
intención de atacar a los civiles en la retaguardia.
[14] En semanas anteriores se había
hablado abiertamente de los ataques aéreos republicanos sobre Oviedo y Huesca,
por ejemplo, claro que efectuados por escasos y obsoletos aviones de preguerra,
con el incremento de la fuerza aérea franquista, la aviación republicana se
inclinaría a una postura defensiva, basada en la aviación de caza y su fuerza
de bombarderos sería considerablemente menor que la de aquellos.
[15] Servicio Histórico Militar. Partes
oficiales de guerra 1936-1939..Tomo II, Ejército de la Republica. Madrid
1.978. Ed. San Martín, pág 99.
[16] Efectuados por los recién llegados
bombarderos de fabricación soviética Tupolev SB “Katiuska”, cuya exitosa
actuación inicial fue rápidamente contrarrestada por la aviación de caza
enemiga.
[17] Ahora 31-X-36.
[19] El socialista 31-X-36.
[20] Mundo Obrero 31-X-36.